En Julio toca autoevaluación y autocrítica docente

 

Soy profesor de secundaria desde hace nueve años. Todos los años, al término de cada curso me hago muchas preguntas: ¿son las dificultades que me he encontrado este año comunes? ¿son las características del alumnado similares en todos los centros (públicos)? ¿Hasta qué punto mi papel como profesor ha impactado sobre una mejora de rendimiento sobre mis alumnos? ¿Lo hubieran hecho similar, mejor o peor si hubieran tenido otro profesor? ¿Realmente les he enseñado cosas útiles? ¿Les he dotado de capacidades? ¿Qué opinarán mis alumnos sobre mi actitud y mis habilidades como docente? Y así un montón más de preguntas. Así que hace unos tres años pensé que ya estaba bien de tanto elucubrar yo conmigo mismo, y que había llegado el momento de que los alumnos me examinaran a mi como profesor. Diseñé una encuesta de evaluación del profesor leyendo varios artículos que se dedicaban a este tema y al final compuse una propia tomando de aquí y allá lo que creía más interesante para mi. Quedé contento con el diseño de la encuesta y no la he cambiado nunca. Desde entonces, trato de pasarles la encuesta a todos mis alumnos y hago una reflexión posterior sobre los resultados para quedarme más o menos tranquilo sobre mi desempeño como profesor.

encuesta

Quiero remarcar aquí la importancia de la valoración que el alumnado hace del profesor. Me da la sensación que mucha gente piensa que como tiene criterio docente en muchas cosas y es profesional de la docencia, una autocrítica consigo mismo es suficiente para satisfacer sus necesidades de evaluación como profesor. Y creo que es un planteamiento erróneo. Sería lo mismo que intentar sacar un producto al mercado sin preguntar a los potenciales clientes qué les parece. ¿A que nadie correría ese riesgo? Pues en docencia debería ocurrir lo mismo. Nuestros potenciales “clientes” son nuestros alumnos (y sus familias). Ellos son los receptores del servicio público educativo que tenemos la suerte de prestar. Es a ellos a quien tiene que satisfacer nuestro papel como docente. Así que preguntémosles qué opinan de nuestra función y pidámosles colaboración en forma de sugerencias y propuestas de mejora para poder perfeccionar el servicio que prestamos.

En todo caso hay que interpretar los resultados. Y digo interpretar porque cuando preguntas a cientos de alumnos, estadísticamente habrá un porcentaje de alumnos que no tendrán la madurez necesaria para tomarse la encuesta en serio, otro porcentaje que puede no entender algunas de las preguntas, otro porcentaje que tiene prisa o pereza y ni siquiera lee las preguntas, etc. Me ha pasado, por poner un ejemplo, que me encuetro valoraciones (puntuales) muy negativas en todos los aspectos (más de treinta factores). No puede ser que un profesional medianamente preocupado por su labor docente haga tan soberanamente mal absolutamente todo. Posiblemente es un alumno/a despechado al que hemos cogido en un momento de rabia y se ha desahogado con la encuesta. Pero, en general, podemos entender que la mayoría de datos recopilados será congruente y significativo.

Otro factor algo polémico cuando comento el tema de las encuestas que les paso a los alumnos (al final de las clases de junio y antes de que sepan la evaluación final) con otros profesores es la complejidad y/o extensión de la encuesta. Hay profesores que defienden encuestas más sencillas para que no se les haga tedioso completarlas. Yo no comparto esta opinión. A lo largo del curso les hemos pedido a nuestro alumnado ejercicios de concentración mucho mayores y complejos que rellenar esta encuesta. ¿Por qué entonces debo simplificar esta actividad que tiene una importancia tan grande para el docente como puede ser la evaluación del alumnado? Hay que plantearles a los alumnos que la encuesta que van a realizar al profesor es muy importante, que tienen la ocasión de expresar su opinión acerca de su profesor (lo cual puede resultar motivador, para el alumno) y que se trata de un ejercicio de madurez del que esperamos resultados congruentes. Son encuestas anónimas y rogamos su colaboración. Yo también opino que el alumnado acepta bien este tipo de ejercicios, bien porque le motiva dar las gracias al profesor por su labor o porque le cae bien y quiere hacérselo saber, bien porque es todo lo contrario y le motiva completar la encuesta para decirle lo mal que lo ha hecho. De alguna manera, para bien o para mal, en muchos casos hay una motivación para rellenar la encuesta. En última instancia se puede plantear como un ejercicio obligatorio para el alumnado que no dura más de cinco-diez minutos.

Como pasar una encuesta en papel a cientos de alumnos, corregirla y analizar los resultados es muy costoso, utilizo una herramienta online gratuita para pasar y analizar la encuesta. Se trata del servicio que ofrece la web www.e-encuesta.com. Aunque hay un servicio de pago, la versión básica es libre y plenamente funcional, así que yo me apaño bien con la versión básica. Sé que Google tiene herramientas tanto para pasar encuestas como para hacer las estadísticas de los resultados de manera gratuita por lo que creo que puede suponer una alternativa interesante, sino mejor a la que yo trabajo ahora mismo.

En este link os dejo en formato pdf la encuesta que he subido a scribd.

¿Qué opináis de las encuestas a los docentes? ¿Son necesarias? ¿Vosotros/as hacéis? Un saludo!

Acerca de Ismael Orquín

Soy profesor de Tecnología en Secundaria y estoy interesado en robótica educativa, hardware y software libre, empleo de apps en educación, y cualquier corriente innovadora en el sector de la docencia como metodología de aula invertida o empleo de las TIC en clase, apps, BYOD, etc. Estudié Ingeniería Industrial y soy Doctor con una tesis en el campo de la Matemática Aplicada.
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Una respuesta a En Julio toca autoevaluación y autocrítica docente

  1. Celia del Carmen Gómez Rodríguez dijo:

    Las encuestas son muy necesaria por arrojan datos que contribuye a mejorar el sistema educativo

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